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miércoles, 31 de enero de 2007

Cuando salí, de la oscuridad de...



Cuando salí, de la oscuridad de la sala Galileo, al intenso frío de la noche de Madrid, solo tenia dos cosas en la cabeza, Cesar Rodriguez y volver a casa.

Y es que había perdido ya la cuenta de los conciertos que había ido a ver a Cesar Rodriguez, sin embargo esta era la primera vez que lo veía con banda, y, a pesar de saber que lo acompañaban un grupo de músicos importante, tenia mis pequeños prejuicios por eso de estropear recuerdos.

Recuerdos que me llevaban al búho real, o al teatro Cervantes en Valladolid, o en Salamanca en el teatro de caja duero.

Recuerdos que me llevaban a unas cañas, dos, tres o quince, con mi amigo Rodrigo en cualquier bar mientras veíamos un nuevo concierto y acabábamos totalmente intoxicados y comentando las frases que había dicho Cesar, o lo buena que era la canción de “veras como al final”.
Recuerdos del primer CD grabado que me regaló la novia de mi hermano y que llevaba escondida la versión que hizo de “luz de escenario”. Las primeras citas con la que ahora es mi mujer, que era incapaz de recordar la letra de ninguna canción excepto si se trataba de alguna de Cesar.

Todos, absolutamente todos los conciertos que había disfrutado hasta el momento había sido él solo sobre un escenario el que los había dirigido, y por eso de que la atención se diversificaba al haber más gente en el escenario, realmente pensaba que no iba a ser lo mismo, que no me iba a calar.

Pero empezó el concierto, sonaron las notas de “déjame entrar” apareció la percusión, le siguió un violín, el bajo y tras ellos Cesar, y si, sin lugar a dudas, eso seguía sonando a Cesar Rodriguez, mejor, más vestido, más con ropita de domingo, pero Cesar Rodriguez.

Siguió el concierto y me di cuenta de que me estaba volviendo a pasar lo de siempre, sentía que las canciones las había hecho robándome momentos de mi vida. Cada palabra explicaba la anterior, cada frase completaba la historia, y me lo creía todo, me volví a sentar con un amigo en una placita para tomarme una cervezas y hablar sobre lo que haga falta, me volvió a dejar aquella novia que tanto quería y decidí volver a quemar las flores que había cortado para ella, volví a pedir perdón de la forma más humilde, con la cabeza agachada, volví a ser parte de esas familias machacadas por la historia y le volví a dar las gracias a mi chica por permanecer a mi lado, en la sombra, cuando alguien me reconocía algo.

Y es que me suenan a verdad sus citas, sus canciones. Me resultan amenas, divertidas, tristes, complacientes, enrevesadas, complejas, simples, graciosas, de pasada, para siempre, de quedarse y pararse, y de correr, huir y no querer volver por aquellos recuerdos. Pero sobre todo, sentidas, me llegan, me hacen emocionarme, y eso, eso es lo que más me gusta de un concierto de Cesar y de sus canciones.

Y es que estoy convencido de que Cesar siente lo que hace, y eso se nota en cada actuación, cuando logra que sea distinta a la anterior, cuando observa y ve lo que tiene alrededor y sabe como ganarse a la gente que ha ido a escucharlo, con dos frases, tres comentarios, un “estoy acojonado”.

Me gustan sus conciertos, lo reconozco, me gusta su música y su poesía, me parece una buena forma de pasar mí tarde, noche o lo que sea, y encima tuve la suerte de conocerlo en una serie de conciertos que me dio por organizar una vez.

Recuerdo que la primera vez que hablé con él pensé, “es normal que escriba tan bien, se lo guarda todo para él y sus amigos”. Esa primera vez estuvo sobrio, serio, y profesional, de esos profesionales que no son inaccesibles, pero que tampoco conceden visados gratis para que lo conozcas.

Y me pareció bien, lo respeté, porque por esa época, con todo lo de la organización, tuve la ocasión de conocer a varios de esos artistas que son capaces de expresar en tres palabras lo que no habría sido yo capaz de asimilar en cinco años. Y a decir verdad, no todos resultaron ser la imagen idílica que sobre ellos te sueles generar. Así que preferí su hermetismo a haberme visto sorprendido de nuevo.

Sin embargo volví a coincidir con él apenas tres semanas más tarde. En esa ocasión pasamos la tarde de aquí para allá, compramos unos donuts en la calle Tenerías, un recuerdo para su familia en la Plaza mayor, vimos una manifestación y pasamos ese frío que solo se pasa en Valladolid, tocó la guitarra en el camerino y charlamos, hablamos muchísimo. Además, como uno es así de simple, me despaché a gusto y me permití el lujo de contarle mi vida, no se, me sentí cómodo (y no suele ser normal en mi) y, aunque suene ridículo, apreciado. Creo que es de esas personas que, simplemente estando consigue que te sientas acompañado.

Esa tarde descubrí un Cesar cercano, agradable y paciente y, lo poco que conocí de su forma de ser me gustó, me pareció sentido, directo y sincero, todo lo sincero que puedes ser con alguien a quien no conoces, pero sincero.

Cuando se fue, se lo comenté, le dije, “ves, esto es con lo que me voy a quedar de todo este quilombo” y él me dio un abrazo. En ese momento supe que acababa de generar un recuerdo, uno de los buenos, de esos de los que tiras para poder continuar en ciertos momentos.

Y es por eso por lo que me gusta ir a ver a Cesar Rodriguez, y es por eso que cuando salí, de la oscuridad de la sala Galileo, al intenso frío de la noche de Madrid, solo tenía dos cosas en la cabeza, Cesar Rodriguez y volver a casa.

martes, 30 de enero de 2007

the Blowers Daughter, Damien Rice


Hacia tanto tiempo que no me sorprendia una cancion... tanto, que pasada de cancion señores.




And so it is

Just like you said it would be

Life goes easy on me

Most of the time


And so it is

The shorter story

No love, no glory

No hero in her sky

I can't take my eyes off of you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes off of you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes...


And so it is

Just like you said it should be

We'll both forget the breeze

Most of the time

And so it is

The colder water

The blower's daughter

The pupil in denial


I can't take my eyes off of you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes off of you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes off you

I can't take my eyes...


Did I say that I loathe you?

Did I say that I want toL eave it all behind?

I can't take my mind off of you

I can't take my mind off you

I can't take my mind off of you

I can't take my mind off you

I can't take my mind off you

I can't take my mind...

My mind...

my mind...

'Til I find somebody new

Que ustedes la disfruten bien.

jueves, 25 de enero de 2007

Concierto de Cesar y Miguel Miguez



Bueno, antes de nada, buenas a todos, por mi parte trataré de hacer resumen sobre las cosas que veo, hago y me interesan, lógico, para eso están los blog, dicen. Y para empezar, bueno, pues hablaré un poco del concierto que vi este sábado.

Fui con mi media langosta y unos amigos hasta el escorial, había tenido exámenes, porque uno, a pesar de la edad y de la falta de confianza en los sitemas educativos y en la utilidad de los títulos, sigue queriendo ser algo más cada día, y me ha dado por estudiar un poco más.

El caso es que después de los exámenes en Leganes, cogí el coche y me planté en San Lorenzo del escorial, allí tocaban Cesar Rodriguez y Miguel Miguez, que tocaba arropado por sus vecinos, porque, por lo que pude escuchar, este músico es de allá y se notaba. Un grupo de quince personas lo jaleaban sin parar, aplaudían e incluso se sabían sus canciones y las coreaban.

El sitio, un bar muy apañado que se llamaba babel, como la película de Iñárritu. Está bastante bien, un escenario en una de las esquinas, con cuatro pantallas, un piano, y bastante espacio para disponer de los enseres necesarios.

El sonido, bueno, se podría mejorar, igual si utilizasen los altavoces que tienen para el equipo de música habitual y dejasen una pantalla para que los músicos se oyesen, podría ser mejor, además sonaba un tanto metálico todo, pero la verdad es que hay que felicitar la intención, esta muy logrado, la gente y el ambiente es agradable, no se está nada mal.

Empezó Miguel, por eso de que jugaba en casa. Yo no lo había escuchado nunca y no podía por menos que compararle con Alex Ubago según lo iba escuchando, me sonaba igual, hasta se me parecía el tono de voz, y a mi, el bueno de Alex me estomaga bastante, por lo que Angel me cansó un poco.

Me dejó un poco frío, la verdad, hay que reconocer que es un musicazo de escándalo, se destapó tocando la guitarra, el violín y el piano, estos dos últimos instrumentos con nota más que alta,a mi fue lo que mas me gustó de Miguel, me parece que como músico vale un buen saco de oro egipcio, pero no me convencieron sus composiciones.

Ganaron mucho, sobre todo una que se llamaba 10, cuando lo acompaño Cesar Rodriguez. Pero aun así en mi no calaron.

Tocó una con el violín y otro chico al piano, esa si que me pareció elaborada, la melodía un tanto previsible, pero bueno, es lo que tienen las canciones tantas y tantas veces.

El chico se le ve sentido y sincero en la interpretación, y eso es otro punto a su favor.
Después Cesar, un Cesar un tanto descafeinado, pero creo que era por el sonido y el ambiente distendido, a mi, que soy un seto, me distrae demasiado. Me gusta más cuando parece que toca para mi, cuando hay silencio, semi oscuridad y el respeto se nota en el aire.
cuando todos estan pendientes de lo que dice, de la nota que da, de cada palabra, que parece que aclara lo que dijo la anterior, a mi me gusta más en el teatro, en la galileo, en el buho, donde la gente se aguanta los tosidos por miedo a perderse algo crítico.
Aun asi, estuvo bien, no perfecto, no tan grande como otras veces, para mi gusto, pero muy bien, me justificó la escursion y eso es mucho decir, porque soy vago para moverme.
Cantó más o menos las de siempre, pero hay algo que me gusta de los conciertos de Cesar. Al contrario a otros cantautores que llevan un espectáculo, con canciones y sobre todo, comentarios ensayados, comentarios que funcionan y funcionan bien, pero siempre los mismos, la improvisación, para los gestos, los movimientos y poco más, y además, no siempre. La interpretación, más o menos lenta o rápida pero siempre la misma. ¿Porque? porque funciona y punto, y me parece bien, pero eso hace que no vaya a verle cada vez que actúa, solo cuando llevo mucho tiempo sin verlo.

En fin, que este sábado en cuestión me lo pase bien, conocí un nuevo artista, y me deleite con el que ya conocía, me tome una copa un tanto extraña y pase la tarde noche con quien yo quería.
Un buen sábado, un buen concierto, una nueva buena experiencia, un nuevo recuerdo generado.